Zafiro

 


La guerra se desató en el continente, no hubo ni un reino que no estuviera involucrado en ella, sigue hasta el presente, en estos días solo hay un alto al fuego.

-       Maestro ¿Por qué estamos en el reino esmeralda? – preguntó confundido el joven príncipe del reino rubí.

-       Estamos buscando algo- respondió el maestro – nos informaron que vegetación y criaturas del reino zafiro comenzaron a aparecer, lo que podría significar, que su gente sigue viva.

-       ¿reino zafiro? Pero fue destruido hace mucho tiempo y toda su población desapareció.

-        Si, eso es lo que todos creímos, pero nada es seguro con esas personas.

-       ¿Por qué podían ver el futuro?

-       Sí, si vuelven a aparecer podrían ser codiciados para ponerle fin a la guerra, si solo uno de ellos está a su lado y tiene esa habilidad sería mucho más fácil para usted ascender al trono.

El resto del camino fue silencioso, hasta que los árboles dejaron de ser verdes y en cambio eran azules, nunca había visto ese tipo de vegetación que anteriormente solo se encontraba en el extinto reino zafiro.

Bajaron del carruaje y observaron la pequeña zona de ese peculiar color.

-       Príncipe tenga cuidado, puede haber enemigos cerca.

-       Sí – exclamó en respuesta.

Un ligero movimiento captó su atención en uno de los árboles, se acercó un poco, lo que sea que fuera eso se movió de lugar y el príncipe no pudo seguirlo, de pronto escuchó un carruaje en movimiento y no era otro, sino que en el que había llegado a ese lugar, lo estaban dejando, hasta el que llamó su maestro lo abandonó.

Para alguien que nunca había salido de su castillo y mucho menos de su reino, estar solo en un lugar totalmente desconocido lo aterraba, solo se quedó ahí sin saber que hacer.

Tras un corto periodo de tiempo comenzó a escuchar el galope de caballos y voces de personas, esperaba que fueran sus acompañantes, en cambio vio ondear la bandera del reino esmeralda, las cosas estaban pasando demasiado rápido, no había donde esconderse incluso si lo intentaba de seguro lo encontrarían por su distintivo color rojo en su cabello y piel.

Los guardias se acercaban y el pobre príncipe comenzaba a aceptar su destino cuando algo tomó su brazo y bruscamente estiró de él, haciendo que cayera al suelo.

-       Come esto ¡rápido! – ordenó una niña ofreciendo la mitad de una fruta de color azul- a menos que quieras ser encontrado por ellos.

Ella se comió la otra mitad desapareciendo a los ojos del niño, él hizo lo mismo y ella reapareció sentada a su lado. Una niña de cabellos, ojos y piel azul, una niña del desaparecido reino zafiro.

-       No te muevas o el efecto de la baya se puede echar a perder.

Los guardias de los que debería ocultarse llegaron hasta donde ambos niños estaban, uno de ellos se acercó hasta donde ambos estaban sentados, la niña se encontraba estática con una expresión indiferente en cambio el niño no podía controlar su nerviosismo temblando en su lugar. Pudo jurar que los ojos del guardia se encontraron con los suyos.

-       Debió ser una falsa alarma, volvamos – exclamó aquel guardia.

El joven príncipe solo podía preguntarse si solo lo dejo ir o realmente no lo vio.

-       No te preocupes, eras invisible para sus ojos- explicó la niña incorporándose – ¿piensas quedarte ahí por siempre?

El niño se levantó rápidamente.

-       ¿Quién eres? - pregunto el niño tímidamente.

-        Soy Lin ¿y tú eres?

-       Kei quinto príncipe del reino rubí.

-       ¿Príncipe? ¿Entonces por que te dejaron? – pregunto la niña observando al niño detenidamente.

-       No lo sé… tal vez por el rey o la reina… - explicó el niño con la voz quebrada y los ojos cristalizados.

La niña no quería verlo llorar e improvisó una forma de animarlo.

-       Hey, mira esto- en los brazos de la niña se encontraba una pequeña criatura como un zorro de un azul brillante, los ojos del niño se iluminaron al ver a la extraña criatura distrayéndose de sus penas.

Cuando se acercó para observarlo, otra criatura bajó del árbol, un ser con forma de serpiente con una mascara puesta que tapaba su rostro, se posicionó detrás de la niña, podía sentir un aura amenazante proveniente de ella, como si fuera a atacarlo en cualquier momento.  

-       Oh, Maki no te va a hacer nada, él es muy tranquilo – explicó la niña mientras la acariciaba - ¿vez?

-       Si…- respondió el niño sin poder creerle del todo.

La criatura comenzó a moverse de manera extraña apuntando hacia un lugar.

-       Según él se quedaron quietos como si estuvieran esperando algo- explicó la niña – me refiero a las personas que vinieron contigo- explicó ante la mirada confusa del niño- tal vez no querían dejarte.

-       ¿Cómo sabes eso?

-       Maki y yo tenemos una conexión, ahora volviendo al tema anterior, si vas derecho por aquí los encontraras pronto- explico la niña alegremente- deberías darte prisa antes de que de verdad decidan dejarte.

Kei se quedó mirando hacia donde Lin le señalaba.

-       No quiero ir solo, tengo miedo- confesó sin poder mirarla directamente.

-       Supongo que ya lo esperaba, te acompañaré, pero no me pienso mostrar.

La niña comenzó a caminar, tras ella iban la gran criatura y el pequeño niño.

La niña ágilmente pasaba por el bosque sin mucha dificultad, parecía estar acostumbrada a frondosos bosques, en cambio el niño que casi no salía ni para jugar, constantemente tropezaba con raíces o se golpeaba con ramas bajas, ya era la tercera ver que se caía vergonzosamente.

-       Si seguimos así, no llegaremos nunca – exclamo la niña sin poder creer la torpeza del niño, sus ojos se volvieron a cristalizar, lo cual ella notó- bien… toma mi mano y fíjate en el camino ¿entendido?

El niño asintió después de un leve momento tomó la mano de la niña y siguieron con la caminata. La niña se percató de lo ingenuo y confiado que era, lo que por alguna razón le dio un poco de gracia, luego se puso a pensar sobre lo que dijo al principio.

-       ¿Por qué crees que fueron tus padres? – pregunto ella.

-       Ah, la reina no es mi madre.

-       Entonces ¿Cómo es que eres un príncipe?

-       Mi madre fue una concubina del rey, una de sus muchas esposas por eso a la reina no le agrado, ella quiere que uno de sus hijos sea el heredero – explicó cabizbajo.

-       Eso es horrible – murmuró para sí misma.

-       ¿Qué cosa?

-       El matrimonio es un acto sagrado que debe respetarse, al menos eso es lo que dicen mis padres, pero supongo que ustedes pueden pensar lo que quieran.

Otro silencio se formó, y no pasó mucho tiempo hasta que el niño lo rompiera.

-       Dijiste que la serpiente se llama Maki ¿el pequeño como se llama? – pregunto el niño refiriéndose a la criatura que se había quedado dormida en el brazo de la niña.

-       Es una criatura silvestre no es parte de mi familia, no puedo ponerle nombre, lo vine a buscar por que es peligroso que este en medio de un ecosistema que no conoce.

-       ¿Sabes eso porque puedes ver el futuro? – preguntó el niño con cierto brillo en los ojos, al recordar la habilidad del reino al que ella pertenecía.

-       Lo vi alejarse, y no sé si puedo ver el futuro, no está confirmado, además de eso vemos posibilidades no el futuro como tal, es complicado.

-       ¿Qué quieres decir con eso?

-       Realmente son pocas las predicciones que sabemos que son predicciones, y se vuelve aun más complicado entenderlo para los más jóvenes, es como diferenciar una predicción de lo que simplemente estás pensando.

-       ¿y como lo diferencian los adultos? ¿Cómo saben lo que es realmente importante?

-       Todo es importante el más pequeño acto puede cambiar por completo el rumbo del destino, al menos eso dicen, es increíble ¿no lo crees?

No pasó mucho tiempo hasta que por fin llegaron hasta el lugar donde estaba el carruaje.

El maestro daba vueltas en círculos mirando hacia todos lados con una expresión angustiada.

-       Creo que si te están esperando por ti – susurró la niña escondida tras los arbustos junto al niño- y no puedes decirle a nadie sobre mí, confío en que no lo harás.

-       Si me voy ahora… ¿nos volveremos a ver?

-       Es poco probable… pero tampoco es un no…

-       Si el destino hizo que nos conociéramos, creo que también hará que nos reencontremos – exclamo el niño con determinación en sus ojos.

-       El destino no funciona así puede llegar a ser muy cruel para los que no lo entendemos – dijo la niña entre risas – pero tengo un buen presentimiento.

La niña camino hacia Maki que estaba detrás de ellos.

-       Hasta otro día – la niña se despidió con la mano.

Antes de que el pudiera decir algo Maki se la llevó devuelta por el camino que habían recorrido juntos. Él se dirigió hacia su maestro que en efecto lo esperaba a él.

-       Se hizo más tarde de lo esperado, con suerte solo nos regañaran un poco.

La serpiente bajó por un gran agujero, comenzó a guiarse por túneles hasta llegar a un lugar enorme con un brillo azul, grandes casas y árboles, criaturas voladoras pasaban sobre ellos con total libertad.

-       ¡Señorita! – exclamó una mujer apenas vio a Lin bajar de Maki.

-       Me tarde mucho, perdón, este pequeño fue muy escurridizo, pero no pasó nada, no te preocupes – explicó anticipando lo que sea que la mujer fuera a decir.

-       ¿Cómo puede pedirme eso? Su majestad la está buscando por todas partes para confirmar su habilidad de premonición

-       Oh, eso… entiendo… podrías por favor guiarme a donde este mi padre – pidió la niña para luego seguir a la mujer.

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