El genio obsesionado

 

Desde muy pequeño Andrés era catalogado por sus maestros como un niño genio, cosa que a él no le importaba mucho realmente, no fue hasta los 14 años cuando por fin decidió en que utilizaría su gran intelecto.

Ese día se encontraba viendo el estreno de “Aquaman” junto a su hermana pequeña, no le atraía realmente la película, de no ser por la niña no hubiera tomado la iniciativa de verla.

La película terminó siendo más entretenida de lo que había esperado, pero hubo un momento que le impactó, en la película las aguas se levantaron desechando todo el desperdicio producido por la humanidad. En ese momento una duda llegó a su mente “¿será así en realidad?” apenas pudo acceder a su computadora comenzó la investigación.

Grande fue su sorpresa al ver el deplorable estado del mar, y todo por culpa del ser humano.

Un afán de salvar el mar nació en él, comenzó a estudiar con más ahínco y buscar la forma de lograr su meta “deshacer la contaminación de generaciones anteriores”

Su afán se convirtió en una obsesión que lo persiguió durante toda su vida. Luego de años de estudios y graduado con honores en la universidad, encontró una solución, una máquina capaz de recoger desperdicios y transformarlo en energía para su consumo y almacenar la restante en grandes baterías que serían utilizadas en las poblaciones más remotas de la tierra. También podía purificar el agua contaminada con desechos tóxicos como el petróleo.

Bueno, al menos eso haría según los planos, ahora solo le faltaba un financiador, pues, el proyecto costaba más de lo imaginado, pero ¿que importaba el precio si lograba su cometido?

Pasaron los años y el genio no encontraba a nadie que quisiera apoyarlo, le echaban en cara lo arriesgado que era para ellos este gran proyecto, apenas tocaba el posible costo, ellos no veían lo que aquel genio si podía ver.

Ya estaba pasando por sus treinta y cinco años y él se negaba a desechar aquel sueño infantil. Hasta que un día al fin encontró a su benefactor. Un hombre de avanzada edad y con una gran fortuna, sin descendencia ni familia cercana, una persona que encajaba perfectamente con la frase “lo tiene todo y nada a la vez”. La razón por la que aceptó apoyar el proyecto nunca se supo con exactitud, nadie quiso insistir tras preguntar por primera vez, quizás por el mote de cascarrabias del anciano… bueno ¿siquiera es necesario indagar en el tema? Continuemos…

El genio cumplió sus cuarenta años y al fin la máquina estaba completa. Los prejuicios de las personas comenzaron a aparecer apenas se instaló. Pero sus bocas fueron calladas cuando se puso en funcionamiento. En poco tiempo los residuos que llenaban una pequeña zona del mar desaparecieron.

Una comunidad de vida marina se unió a la causa, para ayudar a rescatar a las criaturas atrapadas entre los desechos o heridas por estos.

En pocos años comenzaron a generar buenos ingresos por la electricidad producida. El proyecto se convirtió en una corporación. Los ingresos, además de cubrir sus gastos, fueron dirigidos para impulsar proyectos de jóvenes con el afán de cuidar el medio ambiente.

Gracias a esto grandes proyectos surgieron. Limpiar el aire, aceleración del crecimiento de árboles, nuevas fuentes de energía.

Lograron fundar campañas de prevención y ayuda contra desastres naturales.

En otras palabras, todo iba bien.

El mundo cambió y de a poco las personas también, una nueva era en que el mundo podía ser mejor comenzó. Al menos hasta que los humanos volvieran a estropear las cosas.

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