Invasión

 

El sol ya había salido por completo, aun así, no era molestia para la joven que dormía plácidamente en su habitación. Unos golpes sonaron en la puerta.

-       Cami, ¿estás despierta? ¿no tenías una clase importante hoy?

Al escuchar eso, aun semi dormida, se incorporó abruptamente.

-       ¡¿Qué hora es?! ¡Diana! ¿Por qué no me despertaste antes? – gritó a todo pulmón buscando algo que ponerse y preparando sus cosas al mismo tiempo.

-       Tampoco soy tu despertador…

Cuando ya se encontraba lista miró su celular.

-       Oh, aún tengo tiempo, puedo desayunar.

Se dirigió a la cocina donde se encontraba Diana desayunando.

-       Buenos días – exclamó Camila con una sonrisa.

-       Buenos días – respondió Diana quitando sus ojos del video que estaba viendo.

-       ¿y Freni?

-       Ya se fue, hoy le tocaba turno matutino, lo dijo ayer.

-       Ah lo olvidé.

Las tres amigas de la infancia comenzaron a vivir juntas en un departamento cuando Camila y Diana ingresaron a la Universidad. Su ciudad natal quedaba a unos 200 kms de la capital y sería muy complicado viajar todos los días, por esto Magda, tres años mayor que ellas, que vivía en un apartamento por los mismos motivos, les ofreció vivir juntas, la renta no era cara y se encontraba en una buena ubicación.

Tan rápido como terminó el desayuno, Camila salió casi corriendo en dirección a la universidad.

-       Se ven extraños objetos en el cielo…- las televisiones en exposición mostraban las noticias matutinas, pero no le pudo prestar atención por lo apurada que iba.

“Llegué” dijo para sus adentros al entrar a su salón y ver que la clase no había comenzado aún.

Al terminar las horas que parecieron eternas, Cami se moría de hambre al menos fue lo que le dijo a Diana, a quien había llamado para ir a comer juntas, también llamo a Magda, pero a diferencia de Diana ella no contestó el teléfono, bueno eso era normal seguro que le devolvería la llamada más tarde al menos eso fue lo que pensó.

Normalmente las tres almorzaban juntas en una cafetería cuando nadie quería cocinar y este era uno de los casos.

Estas dos tenían algo en común amaban la cultura coreana cosa que no compartían con la tercera, apenas se encontraron comenzaron a hablar de eso hasta que llegó su comida.

-       Nos informan que de esos objetos a caído una extraña criatura en la ciudad XX… – hablaba el reportero en la televisión.

-       ¿eso no es cerca de aquí? - pregunto Diana viendo las noticias

-       Creo que sí.

-       Nos informan que la criatura tiene forma de una mantis religiosa de al menos 5 metros de altura, hasta ahora no se ha movido del lugar donde apareció.

Las noticias siguieron hasta mostrar a un periodista en el lugar donde estaba esa criatura.

-       Estamos aquí en la ciudad XX frente a esta extraña criatura- la cámara enfocó al insecto inmóvil alrededor de él se encontraban muchas personas tomando fotos mientras el periodista seguía con el reportaje.

De pronto la criatura hizo un movimiento, tarde se dieron cuenta que la criatura se incorporó, miró a su alrededor y examinó su entorno, y con un movimiento rápido y sigiloso se acercó al grupo de personas más cercano y los atacó con sus largas garras emitiendo un chirrido aterrador. En eso la transmisión se cortó, dejando a todos los espectadores, hasta a los mismos presentadores con un mal sabor en la boca. La macabra escena en la televisión despertó un gran temor en todos.

Gritos desesperados se comenzaron a escuchar fuera del local.

-       ¿Qué está pasando ahí afuera?

Mantis religiosas del tamaño de una mano de un hombre adulto comenzaron a atacar a las personas del exterior, otras comenzaron a llenar las vidrieras, golpeándolas, intentado romperlas para entrar.

Los clientes se alejaron de las ventanas lo más que pudieron incluidas las dos chicas que estaban alteradas por lo que estaba sucediendo.

Camila volvió a marcar el número de su amiga, pero nadie contestó.

Las horas pasaron y las personas pusieron las mesas contra las ventanas. Intentando impedir el acceso de las mantis. Los gritos, golpes, y otros ruidos no paraban 

-       Las armas de fuego no parecen funcionar contra ellos… las criaturas pequeñas son peligrosas en grandes cantidades… la cosa grande esta en constante movimiento… además de eso no encuentro nada…- Diana buscaba información sobre la situación.

-       Ella aún no contesta- mientras que Camila intentaba contactarse con su amiga después de haberse puesto en contacto con su familia- ¿crees que está bien?

-       Si nosotras estamos bien seguro que ella también – un recuerdo fugas de los relatos que la mayor solía contar sobre sus primeros años de universidad cuando, básicamente, probó de todo, defensa personal, manejo de armas de fuego, tiro con arco sólo eran algunos de sus diversos intentos por descubrirse a sí misma.

-       Espera… no tiene ella armas en el departamento…

-       No escuchaste lo que dije las armas de fuego no parecen ser útiles contra esas cosas.

Las demás personas del lugar no dejaban de discutir, estaban asustadas. De pronto los golpes en las ventanas comenzaron a intensificarse, algunas ventanas se rompieron dejando entrar a las criaturas.

-       ¡por aquí! – gritó el dueño de la cafetería señalando la parte trasera del local.

Muchos de ellos fueron atrapados por las criaturas, los demás sin poder hacer nada los abandonaron y se adentraron en el almacén.

-       Que haremos… pronto entrarán aquí también…- murmuraba una mujer sentada en el suelo.

Casi todas las personas se encontraban en la misma situación que la señora, cayendo en un temor absoluto.

Tanto Camila como Diana estaban al borde del colapso, de pronto el teléfono de Camila comenzó a sonar, el nombre de la persona que estuvo llamando sin éxito apareció.

-       ¿Flequi? ¿te encuentras bien? ¿Dia esta contigo? – la voz de su amiga se escuchaba agitada.

-       Freni… ¿Por qué me llamas recién? –la menor no pudo contener las lágrimas, Diana al escuchar a la nombrada no pudo contenerse y quitó el teléfono de las manos de su amiga.

-       Magda ¿Dónde estás? ¿te encuentras bien?

-       A una cuadra del apartamento, ¿Dónde están ustedes?

-       En la cafetería de la esquina.

-       Bien… tengo que llegar al apartamento por armas, y luego iré por ustedes…

-       ¡No! Las armas no funcionan… y pronto entrarán aquí… ¿y si te atrapan? - exclamó Diana entre sollozos- tengo miedo…

Un pequeño silencio se presentó.

-       Todo saldrá bien, estoy segura- esa era la frase que siempre utilizaba para calmarlas cuando las cosas no iban bien.

-       Estas mintiendo…- pero en esta ocasión no funcionaba.

Los sonidos detrás de la puerta comenzaron a hacerse más leves.

-       Esas cosas más pequeñas… se están retirando- habló por fin la mayor- aunque parezca lo contrario no es nada bueno…- ambas chicas que escuchaban lo que la mayor decía no podían comprenderlo, ¿Cómo eso podía ser algo malo? – la mantis grande se está acercando, el lugar donde están no es seguro, deberían salir de allí… tal vez en el departamento sea seguro o tal vez no…

Los sonidos tras la puerta cesaron.

-       Si piensan salir este es el momento… corran lo más rápido que puedan y preocúpense solo por ustedes mismas… si salen las estaré esperando en casa.

La llamada se cortó, el teléfono se quedó sin batería, se miraron la una a la otra, sin decir nada decidieron salir. Sin escuchar las palabras de los otros sobrevivientes, salieron del local, corrieron lo más rápido que sus piernas les permitieron.

Hasta que pararon de correr, aunque esa no había sido su intención, un sonido aterrador llegó hasta ellas, se voltearon y la vieron, la colosal criatura de color verde se acercaba lentamente produciendo tal sonido.

Con una siniestra sonrisa caminaba lentamente hacia ellas. Se quedaron paralizadas en ese lugar por más que quisieran correr no podían mover ni un músculo.

Un auto a gran velocidad pasó al lado de ellas, unos metros después el conductor se tiró del vehículo dejándolo en marcha e impactando con la criatura.

-       ¡CORRAN! – gritó el hombre al incorporarse.

Volvieron a tener control sobre su cuerpo, rápidamente se pusieron en marcha, con el hombre corriendo tras de ellas. En la entrada del edificio se encontraba Magda, esperando por ellas. Cuando se disponía a entrar, Camila miró hacia donde se encontraba la monstruosa criatura saliendo de los escombros, en vez de dirigirse hacia ellos se adentró en el local donde habían estado anteriormente.

-       Rápido, subamos antes de que sepa que estamos aquí – exclamó Magda.

Llegados a este punto, nadie sabía realmente que pasaría con ellos.

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