Reyes magos no, !Reinas Magas!

 


Cuando éramos niños mi hermano y yo, esperábamos con ansias el día de los reyes magos.

En una víspera hace ya varios años, fuimos a dormir más temprano de lo habitual, tal vez porque ya queríamos que llegara el día siguiente y ver los regalos junto a nuestros zapatos.

Me desperté en la madrugada, era tan temprano que aún no salía el sol, miré hacia la ventana, solo estaban los zapatos, los reyes magos aún no habían venido.

Me levanté y sacudí a mi hermano para que despertara.

-       Los reyes magos aún no han venido- le susurre cuando abrió los ojos.

-       ¿Qué?

-       ¿Nos habremos portado mal?

Ambos estábamos preocupados pensando en nuestras travesuras, hasta que escuchamos unas voces afuera.

Me metí nuevamente en la cama y me tapé con las sabanas.

La puerta se abrió, escuché unos susurros, pasos acercándose lentamente. Las voces se hicieron más claras eran voces de mujeres, por alguna razón me parecieron conocidas, aunque no estaba totalmente segura.

Me comencé a sentir muy cansada y poco a poco me fui quedando dormida.

Desperté cuando el sol ya había salido y en la ventana junto a los zapatos se encontraban los regalos.

-       ¡Hermano! ¡Hermano! – exclamé alegremente para despertarlo- ¡vinieron, vinieron!

Ambos nos acercamos para ver los paquetes impacientes por abrirlos. Agarramos uno cada uno y nos disponíamos a abrirlos, cuando la puerta se abrió, era mamá.

-       ¿Qué les trajo los reyes magos?

-       Mamaaa, no son reyes, son reinas magas- exclamé al recordar los sucesos de la madrugada.

-       Cierto, las escuche hablar- exclamo mi hermano.

Habíamos hecho un gran descubrimiento ese día.

-       ¿y las vieron? – pregunto mamá.

-       No, porque si las ves ya no te traerán regalos, exclamamos a la vez.

De pronto comenzamos a escuchar unas risitas en la puerta, mi abuela y tía escuchaban la conversación desde afuera.

-       ¿es así? – ella también intentaba contener su risa.

Es ese momento realmente no sabía por que se reían de este descubrimiento, pero no le di importancia, quizás por la alegría de recibir los regalos y porque no, simplemente por la magia de las reinas.

 

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