La chica debajo del puente

 

Después de un largo, aburrido y cansador día, volver a casa caminando en total soledad, no es la mejor forma de terminar el día. Tengo sueño y mucha hambre, creo que mamá y Romi llegan más tarde así que, también debo preparar la cena. En serio ¿Cómo puedo estar tan cansado?

Observo el arroyo mientras cruzo el puente ¿Por qué no habrá nadie a esta hora? Aunque sea lo normal, aún me lo sigo preguntando. Camino sumergido en mis pensamientos hasta que un fuerte chapoteo proveniente del arroyo me devuelve a la realidad, a simple vista no se ve nada, no se escucha nada más que el suave sonido del agua corriendo ¿habrá sido mi imaginación? me dispongo a seguir cuando vuelvo a escuchar otro chapoteo y otro y otro hasta que se detiene nuevamente.

Tal vez sea un animal o algo así, bajo con cuidado para averiguar que causaba ese sonido, de todos modos ¿Qué podría salir mal?, por aquí nunca pasa nada.

Debajo del puente se encontraba tirada una chica, tiritando, totalmente mojada, fui hacia ella presurosamente, ¿estará herida? ¿Quién es? ¿Por qué está allí?

-       ¿estás bien? – pregunté al llegar hasta ella, no contestó solo me miró – aguanta un poco pediré ayuda.

Saqué el celular y estaba a punto de marcar cuando ella tomo mi brazo y acercó dos de sus dedos a mi frente, se mantuvo así unos segundos hasta que yo me separe, ¿Qué fue eso?

-       ¿Qué haces? – cuestionó ella, soy yo el que debería preguntar – ¿Qué es este lugar? -  parecía totalmente perdida.

Me quedé mudo tal vez por que la pude ver bien, ojos rojos y cabellos blancos, una apariencia hermosa fuera de este mundo.

-       Se que puedes hablar ¿Por qué no dices nada? – exclamó levantando su voz

Su mirada amenazante y su tono de voz me asustaron haciendo que huyera de ahí.

Así conocí a esta peculiar chica.

Para ser sincero no estoy seguro de por qué tuve esa reacción, perdí mi celular y tuve que inventar una excusa. No quise ir a la escuela por ese camino y tomé otro más largo para llegar. Pero a la vuelta no pude hacer lo mismo, sentía una tención al pasar por el puente, es imposible que siga aquí ¿verdad?

Sí es imposible.

-       Oye tú, el chico de ayer.

Sentí como si me congelara al escuchar esa voz detrás de mí.

-       Ayer te fuiste muy rápido ¿puedo saber la razón? – preguntó poniéndose frente a mí - se te cayó algo ¿lo quieres de vuelta?

Extendió su mano mostrando mi celular.

-       ¿Y bien?

 Asentí con la cabeza, en serio necesito esa cosa.

-       Entonces, ambos queremos algo… - ¿en que estará pensando está chica? - ¡tengo hambre! ¡dame comida!

Y fue así como ella llegó hasta mi casa.

-       Sabía que sería diferente, pero… esto es demasiado – de vez en cuando murmuraba para sí misma mientras observaba su entorno.

Puse unos sándwiches frente a ella.

-       Gracias por la comida- exclamó antes de comenzar a comer.

-       Te iras luego ¿verdad?, pregunté.

Paró de comer y me miró.

-       Es probable o tal vez no, hace mucho frio por la noche allá afuera, ¿no me digas que eres tan despiadado para echar a una pobre chica sin lugar a donde ir?

Me quedé sin palabras.

-       Prometo no causarte problemas si dejas que me quede, solo será por un corto tiempo.

-       No puedo, ni siquiera sé quién eres, tú tampoco sabes quién soy y ¿acaso piensas que vivo solo? Será un problema para mí.

-       Primero soy Lizia y tu Max, ya nos conocemos- anuncio levantando uno de sus dedos – y segundo tu familia no me notará, soy muy buena escondiéndome.

Siguió comiendo, mientras yo intentaba analizar la situación.

-       Me estas tomando el pelo ¿verdad? – dije tras un largo silencio.

-       No pensaba decirte esto tan pronto, pero… yo, la gran Lizia soy una bruja de otro mundo – anunció con una sonrisa tras terminar de comer.

-       Estás loca…

-       Que no, digo la verdad.

-       ¿traje a una loca a casa?

-       Bien… hagamos un trato, si te pruebo que soy una bruja me dejaras quedarme, pero si rompes el trato te maldeciré, claro que si no lo logro me iré por las buenas – asentí con la cabeza si trata de hacer una farsa la descubriré solo debo estar atento- hare un truco sencillo para que no alucines mucho, mira este plato, hare que flote.

Toco el plato con la punta de sus dedos, tras unos segundos comenzó a flotar.

-       ¿es suficiente prueba?

No fue lo único que hizo flotar cuando intente negarlo, la mesa, las sillas, hasta nosotros nos elevamos.

Y fue así como ella se quedó.

Ahora que se supone que le diré a mamá

-       ¿Por qué luces tan preocupado?

-       ¿Qué se supone que haga? ¿Cómo les explico quién eres?

-       ¿es sobre tu progenitora? Casi lo olvidaba ¿le gustan los gatos?

-       ¿de qué rayos estás hablando?

-       Solo responde la pregunta.

-       Si le gustan, hasta tenemos un…

-       Suficiente información.

No puedo lidiar con ella, mi tiempo de reflexión se terminó cuando escuché la puerta principal abrirse.

-       Maxi, estoy en casa- es mamá ya llegó que hago.

El sonido de sus pasos hizo que me alarmara.

-       Oh te dicen Maxi, que bonito sobrenombre- porque parece tan tranquila.

-       Escóndete o algo…

-       Maxi ¿estas despierto? Oh ¿Qué es eso?

Entro sin avisar, típico de ella.

-       ¡mamá! Puedo explicarlo.

-       ¿de dónde sacaste este gatito?

¿Gato? Mire a mi costado donde se suponía que debía estar ella. En su lugar había un pequeño gato blanco maullando mientras se acercaba a mamá.

-       La encontré… tirada debajo de un puente y quise ayudarla- básicamente no estoy mintiendo - ¿puede quedarse?

-       Parece ser dócil y cariñosa, mientras se porte bien se puede quedar.

-       Gracias mamá. – ¿no aceptó demasiado fácil?

-       Pero es tu total responsabilidad ¿entendido?

-       Si…- ya lo veía venir.

-       Traje para la cena, esperemos a tu hermana y cenemos juntos, estaré en la sala por si necesitas algo, oh y ¿ya le pusiste nombre?

-       Si… se llama Copito.

-       Me gusta.

Luego mamá se fue.

-       ¿Qué tipo de nombre es Copito? – cuestionó aun en su forma de gato.

-       Lazia es un nombre extraño en especial para un gato.

-       Bien, Maxi…

-       ¿Cómo hiciste eso?

-       ¿esto? Ya sabes que soy una bruja, el cambio de forma es de lo más básico.

-       Ya… veo.

-       Como sea, ahora podré quedarme sin causar ningún inconveniente, espero que estés feliz.

Esta chica enserio es extraña.

A la mañana siguiente ella desapareció, ¿se habrá ido? Tal vez nunca la vuelva a ver. O eso pensé, a la vuelta del colegio ella estaba en el puente esperando por mí.

-       Invítame a comer – ordenó apenas me acerque.

Y esto se volvió rutina, desaparecía por la mañana, volvía por la tarde y caminábamos juntos a casa, nunca le pregunte donde iba ¿Cómo se lo preguntaría de todos modos?

 Como copito se terminó llevándose bien con mamá y con mi hermana.

-       Hoy saliste más tarde de lo habitual- ya habrán pasado tres meses desde que la conocí.

-       No terminé algo a tiempo, perdón.

Comenzamos a caminar, por lo general es ella quien saca tema de conversación, pero hoy estaba inusualmente callada.

-       Max, tengo que contarte algo…- su voz sonó muy seria, algo extraño de ella – este será el último día que te esperaré.

Me quede inmóvil, ¿de qué está hablando?

-       Encontré la forma de volver a mi mundo, me iré esta noche.

-       Pero… tu dijiste que en tu mundo son crueles contigo, ¿Por qué no puedes quedarte?

-       No es una opción, yo no pertenezco aquí, es simple.

Guardé silencio y seguimos caminando, supongo que ya no hablaremos de esto.

La noche pareció más corta de lo normal. Rápidamente llegó la media noche, cuando todos ya dormían yo no podía conciliar el sueño.

Sentí que alguien me sacudía era Lizia.

-       Ya me tengo que ir, ¿no vas a despedirme?

Simplemente me levanté sin decir nada, salí por la ventana y ella detrás.

-       Esperaba que nos despidiéramos aquí, pero si tú quieres ir, por mi bien.

Caminamos hacia el bosque y nos adentramos en él.

-       Esto es seguro ¿verdad?

-       He estado investigando no me subestimes.

Tras unos minutos un pequeño temblor bajo mis pies me puso alerta.

-       Agáchate…- me estiró haciendo que cayera en el suelo tras unos arbustos.

-       ¿Qué sucede?

-       Mira ahí – susurro mirando hacia el frente- son criaturas que se perdieron y están esperando poder regresar igual que yo.

Criaturas extrañas e inimaginables se encontraban frente a nosotros. Una luz apareció de la nada y comenzó a expandirse hasta parecer una puerta.

-       Eso es lo que nos llevará a nuestro mundo.

Las criaturas comenzaron a entrar hasta que ya no había ninguna. Lizia agarró mi mano haciendo que me parara.

-       No tengo mucho tiempo – comenzó mirándome a los ojos con una expresión seria- gracias por todo, esta es nuestra despedida.

Se dio vuelta y camino hacia la luz, agarré su mano haciendo que se detuviera.

-       Iré contigo – exclamé.

-       Tres cosas, sin ofender, pero eres el tipo de persona que moriría rápidamente, son pocas las buenas decisiones tomadas por impulso y por último y más importante dejarás demasiado atrás, lo más probable es que nunca puedas volver si vas.

Ella sonrió ampliamente.

-       Ya me tengo que ir o si no me quedaré atrapada en un vacío infinito.

De un momento a otro ella me abrazó.

-       Gracias por ser mi primer amigo – susurró, al soltarme- espero que seas feliz.

No pude decirle ni una palabra.

Y así esta chica peculiar se fue de mi vida, a veces siento que ella podría estar esperándome en el puente, mas es solo una dolorosa ilusión.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El genio obsesionado

El dragón y la sirena

Zafiro